Cotylorhiza tuberculata es una medusa especial. La delata el peculiar e inconfundible aspecto de huevo frito de su umbrela cuando es observada desde arriba, y en cuya parte inferior se sitúa su boca.
Con un tamaño máximo registrado de 25 centímetros, además de uno de los representantes del filo de los cnidarios más grandes del mar Mediterráneo, esta medusa es una grácil nadadora. Es sabido que muchas medusas simplemente se dejan arrastrar por las corrientes marinas o realizan torpes movimientos en el agua, sin embargo, Cotylorhiza tuberculata posee una musculatura que le permite nadar tanto horizontal como verticalmente, así como realizar giros para desplazarse en la dirección deseada.
Su umbrela es suave y está rodeada por un anillo de pequeños tentáculos morados dispuestos en forma de círculo. De su boca nacen 8 tentáculos que pueden crecer hasta sobresalir algunos centímetros de la base de animal, los cuales emplean para cazar algunos peces, dejándoles inmóviles gracias al veneno de sus cnidocitos,
Pero además de ser una depredadora, esta medusa cuenta con otra peculiar estrategia de alimentación, ya que establece una relación de simbiosis con las microalgas que se alojan en su cuerpo, por lo que puede decirse que de un modo indirecto esta medusa también obtiene su energía de la fotosíntesis, es decir, de la luz del sol.