Marco Polo ya habla en sus escritos de viajes, a su regreso del Tibet (1279), de este gran Dogo del Tibet en su visita a la corte del Gran Mongol, manifestando que eran grandes como asnos y que perfectamente podrían haber sido acariciados por el veneciano.
Estos grandes perros molosos de montaña existían y existen todavía en numerosas localidades la cordillera del Himalaya. Según la mayoría de los grandes expertos, lo sitúan como el ancestro de los molosos de montaña actuales. Estos perro fueron favoritos de las cortes imperiales de Austria y su buen nombre se extendió por toda Europa. La reina María Antonieta (de origen Austriaco) poseía un Leonberger que medía más de un metro. El primero nombre de estos perros usado por Essig para sus ejemplares fue Leonbardier y no el nombre actualmente conocido.
