Es considerado un perro nacional del Japón desde el año de 1931. En la isla Honshu, desde el siglo XVII se utilizaba como un perro de pelea, luego como un perro de caza de osos, jabalíes y ciervos. Esta raza, durante la Segunda Guerra Mundial, logró mucha fama al ser comprados varios de sus ejemplares por soldados estadounidenses, quienes importarían esta raza a América. Es el perro más alto de los japoneses, el tener uno era un honor sólo permitido para la nobleza, pues eran un símbolo de buena suerte, buena prosperidad y salud, tan es así que el nacimiento de un bebé o cuando una persona se enfermaba, se regalaba una estatuilla del Akita.
Hubo un tiempo en que esta raza estuvo al borde de la extinción, es por eso que ahora se le tiene un cuidado especial y se encuentra bajo la protección del gobierno de Japón.
