martes, diciembre 24, 2013

De la Libertad al Cautiverio


De la Libertad al Cautiverio


Imagine la siguiente situación: usted ha sido secuestrado y llevado a un lugar lejano; sus captores no sólo lo han alejado de los suyos, de sus hábitos cotidianos, sino que también le impiden salir; tal vez coma lo que no le gusta o lo que le enferma, ¿Como se sentiría?, quizá responda usted que como para volverse loco o morir. Esa situación la viven cada año millones de animales (monos, aves, serpientes, felinos, reptiles, peces tropicales) atrapados en todo el planeta para ser vendidos con total irresponsabilidad como mascotas exóticas. No nos confundamos con las mascotas del hogar como perros y gatos, ellos nacen en casa y mueren en casa.

En las carreteras de México y el resto de Latinoamérica es frecuente la venta de especias que tienen la mala fortuna de ser rentables por su extraordinaria belleza o su insólita rareza. Así, cachorros de puma, polluelos de loro, crías de oso de anteojos colombiano, iguanas tropicales, tarántulas y otros arácnidos, pájaros cantores, ratones de campo, etc; son obligados a ser mascotas, es decir animales de compañía. Por lo general se adquieren de manera ilegal y en pésimas condiciones. En algunos casos, como en el de las iguanas, les quiebran los huesos para evitar que estén demasiado inquietas. Los loros son metidos en tubos similares a los de el papel higiénico, con el pico amarrado con un cordón elástico, y guardados en las puertas de los camiones. A los monos se les arrancan algunos dientes para evitar que muerdan a sus transportadores.

El drástico cambio de vida silvestre al cautiverio representa un verdadero viacrucis para esos animales. Se calcula que cerca del 80 por ciento muere en los primeros meses, ya que no se adapta a su nuevo estado. Los demás son enjaulados, con una nutrición que no satisface sus necesidades, y sometidos a un ambiente tenso y estresante. Los animales silvestres nacieron libres y no soportan la presencia de las personas. Por lo regular, le temen a la gente. El ruido, las voces o el ladrido de los perros son una verdadera tortura para ellos. Quienes adquieren estos animales como mascotas lo hacen sin tomar en cuenta el daño que les causan ni tampoco el grave desequilibrio que provocan en la ecología, pues, en muchos casos, el hecho de sacarlos de su hogar natural conduce a la extinción de una especie. Todo comienza desde la educación en casa y además que las personas mayores son las que compran estas especies a los hijos pequeños, así que pensemos ¿de quién será la culpa?.