La cría de este perro no es fácil, se recomiendo al futuro dueño de esta raza, se dirija a algún especialista para conseguir un ejemplar típico (si es adoptado mejor) y con un temperamento fundamentalmente equilibrado. No debemos dejarnos llevar por su famosa mirada, que el cachorro utiliza para hacernos ceder en cualquier cosa y consentir así todos sus caprichos. En este punto debemos intentar evitar la tendencia que existe cada vez más, a considerar una expresión típica como una característica física. El Cocker posee una mirada implorante, pero esto no debe ser nunca consecuencia de párpados colgantes o de una conjuntivitis permanente.
La educación del Cocker no supone demasiados problemas. Posee esa mezcla irresistible de independencia que le permite encontrarse en todas partes como en su casa y que le lleva a solicitar constantemente la presencia de su dueño. El secreto está en saber captar su afecto en ciertas circunstancias. Desde los primero síntomas de independencia debemos actuar mostrando indiferencia hasta el momento en que él vuelva. En ese momento debemos mostrar de forma exagerada nuestra satisfacción porque ha vuelto. Debe parecer que sea él el que tenga miedo de perder a su dueño y no lo contrario.
